Carnaval de Cajamarca.
Febrero es el mes jubilar en Cajamarca. La alegría y el festejo se apoderan de las calles de su ciudad capital. El carnaval ha llegado y trae también música, originales disfraces y baile sin par. Las coplas carnavalescas se escuchan en cada esquina, en cada plaza y en boca de todos.
Nadie se resiste al encanto de la celebración, los turistas son los más entusiastas a la hora de la diversión. Durante tres días, las fechas centrales de la fiesta, Cajamarca se transforma y la urbe adquiere un hermoso colorido.
Febrero es el mes jubilar en Cajamarca. La alegría y el festejo se apoderan de las calles de su ciudad capital. El carnaval ha llegado y trae también música, originales disfraces y baile sin par. Las coplas carnavalescas se escuchan en cada esquina, en cada plaza y en boca de todos.
Nadie se resiste al encanto de la celebración, los turistas son los más entusiastas a la hora de la diversión. Durante tres días, las fechas centrales de la fiesta, Cajamarca se transforma y la urbe adquiere un hermoso colorido.
En los barrios tradicionales como San Pedro, San Sebastián, San José y Pueblo Nuevo, desfilan libremente sus patrullas y comparsas, compuestas casi en su totalidad por gran cantidad de jóvenes entusiastas.
Ellos encabezan los grupos que van a cada rincón de la ciudad, bailando y cantando; pero principalmente luciendo la originalidad de sus disfraces. Todo un espectáculo.
Pero nadie escapa a un baldazo de agua, de los chisguetes con coloridos tintes y de un buen trago de chicha de jora. Es parte de la costumbre que se remonta a varias decenas de décadas y se repite año a año.
Pero nadie escapa a un baldazo de agua, de los chisguetes con coloridos tintes y de un buen trago de chicha de jora. Es parte de la costumbre que se remonta a varias decenas de décadas y se repite año a año.
Para los cajamarquinos el carnaval es la diversión máxima donde todos deben salir a las calles a festejar. Ir, guitarra en mano, a la casa del vecino y cantarle alguna chispeante copla como: “Cuando se muera mi suegra / que la entierren boca abajo / por si se quiere salir que / se meta más abajo”.
Durante el paso de sus festivas patrullas y comparsas siempre destaca el payaso Clon, un personaje cubierto de un enorme sombrero en forma de cucurucho, ropas anchas y llamativas y una careta elaborada a base de alambre finamente tejido. Los clones son quienes encabezan, junto a Ño Carnavalón, el gran corso que se realiza el domingo, el día central de la festividad.
Epicentro
Epicentro
Ese día, la plaza Mayor de Cajamarca se convierte en el epicentro de los carnavales. Las patrullas y comparsas desfilan, bailando y cantando ante el jurado que elegirá a la mejor de ellas. Además escogerá el mejor disfraz del certamen.
El lunes se realiza el corso. Alrededor de sesenta carros alegóricos, que representan a los barrios tradicionales y a diversas instituciones, desfilan por las principales calles de la ciudad. El colorido espectáculo culmina en la plaza Mayor. Allí, las reinas reciben el caluroso aplauso del público. Al culminar el desfile cada barrio celebra el Unsha (árboles decorados con frutas, regalos, serpentinas), donde la música y el baile ocupan un lugar central.
El martes ocurre el deceso de Ño Carnavalón y se realiza el velorio. Muchos personajes aparecen vestidos de riguroso luto. Sus “viudas” no se cansan de “llorar” sobre el ataúd del Rey Momo. Pero el festejo continúa en las calles.
El miércoles se realiza el entierro de Ño Carnavalón. La ceremonia se efectúa en los Baños del Inca. Allí se congrega todo el pueblo de Cajamarca para escuchar el testamento del personaje, quien deja un sarcástico legado a las autoridades y personajes de la zona.
El martes ocurre el deceso de Ño Carnavalón y se realiza el velorio. Muchos personajes aparecen vestidos de riguroso luto. Sus “viudas” no se cansan de “llorar” sobre el ataúd del Rey Momo. Pero el festejo continúa en las calles.
El miércoles se realiza el entierro de Ño Carnavalón. La ceremonia se efectúa en los Baños del Inca. Allí se congrega todo el pueblo de Cajamarca para escuchar el testamento del personaje, quien deja un sarcástico legado a las autoridades y personajes de la zona.
Después de leerse el testamento se procede a quemar a Ño Carnavalón ante el “dolor y llanto” de sus viudas. Así termina esta bulliciosa fiesta y los cajamarquinos ya empiezan a planear los carnavales del próximo año.
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