Gustavo Dudamel y Juan Diego Flórez.
El peruano Juan Diego Flórez, considerado “el mejor tenor ligero del mundo”, deslumbró y dejó extasiados a los venezolanos que se dieron cita en la sala Ríos Reyna del teatro Teresa Carreño.
El tenor peruano participó junto con el gran fenómeno venezolano, el director Gustavo Dudamel, una dupla de ensueño para una noche mágica.Junto a la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar y el Coro de Ópera Teresa Carreño, arrancaron fuertes aplausos y vítores a una audiencia capturada por la magia que generó el encuentro.
La sala José Félix Ribas del teatro fue habilitada para transmitir en directo este concierto para todas aquellas personas que no lograron adquirir entradas, agotadas desde diciembre pasado.
Los músicos se ubicaron en sus asientos y en breve apareció en la tarima el dueño de la batuta. Dudamel se posicionó, no sin antes ser fuertemente aclamado por el público, y de inmediato comenzó la velada con la Obertura La Gazza Ladra (Rossini).
Al terminar la primera intervención de la orquesta, Juan Diego Flórez tomó la escena para interpretar E'Serbato (Capuletos-Bellini), seguido por la Obertura Semiramide (Rossini).
La primera parte del programa ofreció también la interpretación de La speranza piú soave (Capuletos y Montescos) y Obertura y Sí, ritrovarla io giuro de La Cenicienta; piezas que levantaron más de una vez al público de sus asientos.
Tras un receso, comenzó la segunda parte del concierto con L'amour... Ah! leve-toi soleil!, de la ópera Romeo y Julieta (Gounod), para luego hacer vibrar toda la sala Ríos Reyna con la famosa Obertura de Rossini El barbero de Sevilla.
Ovación
El tenor peruano participó junto con el gran fenómeno venezolano, el director Gustavo Dudamel, una dupla de ensueño para una noche mágica.Junto a la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar y el Coro de Ópera Teresa Carreño, arrancaron fuertes aplausos y vítores a una audiencia capturada por la magia que generó el encuentro.
La sala José Félix Ribas del teatro fue habilitada para transmitir en directo este concierto para todas aquellas personas que no lograron adquirir entradas, agotadas desde diciembre pasado.
Los músicos se ubicaron en sus asientos y en breve apareció en la tarima el dueño de la batuta. Dudamel se posicionó, no sin antes ser fuertemente aclamado por el público, y de inmediato comenzó la velada con la Obertura La Gazza Ladra (Rossini).
Al terminar la primera intervención de la orquesta, Juan Diego Flórez tomó la escena para interpretar E'Serbato (Capuletos-Bellini), seguido por la Obertura Semiramide (Rossini).
La primera parte del programa ofreció también la interpretación de La speranza piú soave (Capuletos y Montescos) y Obertura y Sí, ritrovarla io giuro de La Cenicienta; piezas que levantaron más de una vez al público de sus asientos.
Tras un receso, comenzó la segunda parte del concierto con L'amour... Ah! leve-toi soleil!, de la ópera Romeo y Julieta (Gounod), para luego hacer vibrar toda la sala Ríos Reyna con la famosa Obertura de Rossini El barbero de Sevilla.
Ovación
La hermosa melodía de Una furtiva lágrima (Elíxir de amor-Donizetti), una de las arias para tenor más famosas, conmovió a todos los presentes en la voz de Juan Diego Flórez, quien recibió aplausos durante varios minutos.
Siguieron las interpretaciones, Obertura Guillermo Tell (Rossini) y Ah! mes amis, de la ópera La hija del regimiento (Donizetti).
La parte final de El Gran Encuentro salió del programa clásico para darles paso a piezas del repertorio popular latinoamericano.
El público intuyó lo que venía con la puesta en tarima de un cajón peruano (percusión), y con una nueva entrada de Juan Diego Flórez se dio inicio a la interpretación de La flor de la canela, el representativo vals peruano de la cantautora Chabuca Granda.
Pero la emoción llegó al clímax con la esperada pieza del folclor venezolano: Alma llanera (de Pedro Elías Gutiérrez y Rafael Bolívar Coronado), incluida además en el disco de Flórez, Sentimiento Latino.
El público coreó y zapateó el “Amo, lloro, canto, sueño” de la canción y estalló en aplausos para despedir a Juan Diego Flórez, Gustavo Dudamel, la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana y el Coro de Ópera Teresa Carreño.
La ovación de pie duró varios minutos, quizás para retener un poco más en el escenario a estos dos jóvenes representantes de la música y logros latinoamericanos en el mundo, según consigna la Agencia Bolivariana de Noticias.
Siguieron las interpretaciones, Obertura Guillermo Tell (Rossini) y Ah! mes amis, de la ópera La hija del regimiento (Donizetti).
La parte final de El Gran Encuentro salió del programa clásico para darles paso a piezas del repertorio popular latinoamericano.
El público intuyó lo que venía con la puesta en tarima de un cajón peruano (percusión), y con una nueva entrada de Juan Diego Flórez se dio inicio a la interpretación de La flor de la canela, el representativo vals peruano de la cantautora Chabuca Granda.
Pero la emoción llegó al clímax con la esperada pieza del folclor venezolano: Alma llanera (de Pedro Elías Gutiérrez y Rafael Bolívar Coronado), incluida además en el disco de Flórez, Sentimiento Latino.
El público coreó y zapateó el “Amo, lloro, canto, sueño” de la canción y estalló en aplausos para despedir a Juan Diego Flórez, Gustavo Dudamel, la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana y el Coro de Ópera Teresa Carreño.
La ovación de pie duró varios minutos, quizás para retener un poco más en el escenario a estos dos jóvenes representantes de la música y logros latinoamericanos en el mundo, según consigna la Agencia Bolivariana de Noticias.