Se trata de los llamados antibióticos aminoglicósidos que se utilizan para tratar ciertas infecciones, de los que se sabe que pueden afectar a las funciones renales y dañar el sistema auditivo del bebe.
Ciertos antibióticos potentes administrados a los bebés prematuros en las clínicas de maternidad pueden producir sordera en los niños que tienen una mutación genética relativamente extendida.
Así lo ha descubierto un equipo del Institute of Child Health (Instituto de Salud Infantil) de la University City London, que publica los resultados de su estudio en el New England Journal of Medicine.
Se trata de los llamados antibióticos aminoglicósidos que se utilizan para tratar ciertas infecciones (sepsis gram-negativas), de los que se sabe que pueden afectar a las funciones renales y dañar el sistema auditivo del individuo, por lo que hay que administrarlos siempre con cuidado.
Pero algunos niños heredan una mutación mitocóndrica - la m.1555A G- y en ese grupo de criaturas la pérdida de audición es muy alta aunque los antibióticos se administren en dosis que en otros niños pueden considerarse bajas.
En el Reino Unido, unos 20.000 niños que nacen antes de tiempo son tratados anualmente con esos antibióticos, que se utilizan también para combatir las infecciones en las criaturas que padecen cáncer y enfermedades crónicas como la fibrosis cística.
Los especialistas en genética que estudiaron muestras de sangre de más de 9.000 niños descubrieron que uno de cada 500 tenía la mutación genética que le hacía vulnerable a esos antibióticos de amplio espectro.
En su carta al New England Journal of Medicine, la genetista que dirigió el estudio, Maria Bitner-Glindzicz, afirma que todos los niños afectados "sufren sordera permanente".
"Es posible que haya más niños que hayan sufrido algún tipo de sordera menos grave y que no hayan llamado la atención de los médicos. Los adultos pueden también verse afectados. Si uno tiene esa mutación y recibe ese tipo de antibióticos, puede sufrir esos efectos rápidos y extremos", escribe la científica.
La experta propone examinar a los niños expuestos a un tratamiento con esos antibióticos, por ejemplo, los que padecen leucemia o fibrosis cística, para ver si sufren esa mutación y administrarles algún fármaco de distinto tipo.
El problema, reconoce Bitner-Glindzicz, es el tiempo que se tarda en conseguir los resultados genéticos cuando se presenta un caso urgente, sobre todo en las unidades de neonatos.
De ahí que recomiende estudiar la posibilidad de llevar a cabo pruebas pre-natales en las madres aunque es algo, dice, que hay que estudiar a nivel nacional de forma que los médicos tengan instrucciones siempre claras. (Fuente: EFE)
Así lo ha descubierto un equipo del Institute of Child Health (Instituto de Salud Infantil) de la University City London, que publica los resultados de su estudio en el New England Journal of Medicine.
Se trata de los llamados antibióticos aminoglicósidos que se utilizan para tratar ciertas infecciones (sepsis gram-negativas), de los que se sabe que pueden afectar a las funciones renales y dañar el sistema auditivo del individuo, por lo que hay que administrarlos siempre con cuidado.
Pero algunos niños heredan una mutación mitocóndrica - la m.1555A G- y en ese grupo de criaturas la pérdida de audición es muy alta aunque los antibióticos se administren en dosis que en otros niños pueden considerarse bajas.
En el Reino Unido, unos 20.000 niños que nacen antes de tiempo son tratados anualmente con esos antibióticos, que se utilizan también para combatir las infecciones en las criaturas que padecen cáncer y enfermedades crónicas como la fibrosis cística.
Los especialistas en genética que estudiaron muestras de sangre de más de 9.000 niños descubrieron que uno de cada 500 tenía la mutación genética que le hacía vulnerable a esos antibióticos de amplio espectro.
En su carta al New England Journal of Medicine, la genetista que dirigió el estudio, Maria Bitner-Glindzicz, afirma que todos los niños afectados "sufren sordera permanente".
"Es posible que haya más niños que hayan sufrido algún tipo de sordera menos grave y que no hayan llamado la atención de los médicos. Los adultos pueden también verse afectados. Si uno tiene esa mutación y recibe ese tipo de antibióticos, puede sufrir esos efectos rápidos y extremos", escribe la científica.
La experta propone examinar a los niños expuestos a un tratamiento con esos antibióticos, por ejemplo, los que padecen leucemia o fibrosis cística, para ver si sufren esa mutación y administrarles algún fármaco de distinto tipo.
El problema, reconoce Bitner-Glindzicz, es el tiempo que se tarda en conseguir los resultados genéticos cuando se presenta un caso urgente, sobre todo en las unidades de neonatos.
De ahí que recomiende estudiar la posibilidad de llevar a cabo pruebas pre-natales en las madres aunque es algo, dice, que hay que estudiar a nivel nacional de forma que los médicos tengan instrucciones siempre claras. (Fuente: EFE)
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