El balance humanitario
Durante su viaje a Siria la semana pasada, la jefa humanitaria de Naciones Unidas, Valerie Amos, ofreció un relato sombrío del impacto de la guerra civil en la población: más de un millón de personas desplazadas y un millón más necesitado de ayuda urgente.
Este miércoles, Amos ofrecerá una actualización de las cifras.
Hasta ahora, el gobierno ha afirmado que permitirá que grupos de ayuda expandan sus operaciones en el país, pero no consentirá la entrada de más apoyo.
El gobierno está preocupado por la posibilidad de que la ayuda caiga en manos de lo que llama "grupos y terroristas armados", un término que ha usado para referirse a los opositores al presidente Bachar al Asad.
El flujo de ayuda no ha podido seguir el paso de la violencia. Decenas de personas son asesinadas cada día y los médicos deben recurren a clínicas improvisadas y suministros rudimentarios para ayudar a los heridos.
La perspectiva periodística
Antes de morir en un tiroteo en Aleppo, la periodista japonesa Mika Yamamoto pasó los últimos momentos de su vida filmando el caos y el horror en la sitiada ciudad siria. Sus colegas publicaron sus últimas grabaciones este miércoles.
"Están disparando indiscriminadamente. Están arrojando bombas sobre el pueblo desde bombarderos hacia la gente, una tras otra, sin discriminación", dijo Yamamoto en el video filmado el lunes.
En los últimos segundos del video se escucha un disparo. Luego la filmación termina.
Sin renuncia de al Asad
Si Occidente insiste en la renuncia de al Asad no habrá posibilidad de negociar con los rebeldes, aseguró el vice primer ministro sirio.
Poner su renuncia "como condición previa al diálogo significa que no habrá diálogo", dijo Quadri Jamil este martes, según la agencia estatal de noticias rusa RIA Novosti. "Si este punto se nos impuesto desde afuera, sería un precedente muy peligroso en las relaciones internacionales".
Pero las posibilidades de un diálogo significativo entre el régimen y los rebeldes, de entrada, son pocas.
El gobierno ha informado que ofrecerá amnistía a los rebeldes que dejen las armas, pero los opositores dicen que no pueden permitir que continúen los ataques del régimen sin defenderse y responder.
Influencia en Líbano
En la última señal de que la crisis siria rebasa sus fronteras, francotiradores abrieron fuego este miércoles en dos barrios de Trípoli, Líbano, uno dominado por musulmanes alauíes y otro por suníes.
La guerra civil de Siria ha agravado viejas disputas entre los vecindarios de Jabal Mohsen y Bab al Tabaneh, y facciones que apoyan y se oponen al levantamiento en Siria.
Esta semana, las batallas en Trípoli dejaron siete muertos y docenas de heridos, informó la agencia estatal de noticias de Líbano.
La lucha entre alauíes y suníes en Trípoli refleja el conflicto en Siria, donde el régimen de al Asad es dominado por la minoría alauí y la oposición está compuesta principalmente por suníes.
Siria desplegó soldados en Líbano entre 1976 y 2005, principalmente en el norte. Inicialmente tenían la misión de detener una creciente guerra civil, pero mantuvieron su presencia mucho tiempo después y se estima que en algún momento alcanzaron 40,000 hombres.
En un país que lucha por mantener el delicado balance entre sus sectas étnicas y religiosas, el resentimiento por la ocupación militar permanece.
Algunos musulmanes suníes permanecen firmes contra al Asad y simpatizan con la revuelta encabezada por suníes que piden su salida. El apoyo a al Asad también es abundante en el país, principalmente en el sur. (Fuente: cnnespanol.cnn.com. Con información de Holly Yan, Salma Abdelaziz y Arwa Damon)
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