lunes, 22 de diciembre de 2008

¿Cómo celebrar la Navidad y el Año Nuevo?

¡Se acabó el año! Es la expresión que escuchamos frecuentemente estos días de diciembre. Se acabó el año y vienen las celebraciones que nos invitan a reunirnos con la familia, con los amigos, con los compañeros de trabajo… De una manera u otra es una época de reunión. Pero no vamos a hablar hoy del habitual tema que señala el carácter comercial que han tomado estas celebraciones, que hace que todos caigamos, unos más otros menos, en adquirir algunos regalos, presionados por el hábito, y aprovechar el momento para decirles a las personas que son importantes para nosotros, lo que sentimos por ellas.
¿Es que necesitamos excusas para expresar nuestros sentimientos? Pareciera que sí. En este período que todo va cada vez más rápido, en que la gran mayoría ha caído en la feroz competencia de tener cada vez más cosas para lograr un mayor brillo ante los demás, es necesario detener la loca carrera que hemos iniciado hace tiempo y hacer un verdadero alto en el camino. Jorge Ángel Livraga, filósofo, fundador de Nueva Acrópolis, nos explicaba que el mundo es como un gran tren expreso en el que la humanidad toda, se encuentra viajando hace miles de años. Nadie sabe con certeza de dónde partió el tren ni tampoco adónde nos llevará, pero el tren corre y nosotros con él.
¿No será necesario parar un instante y bajarnos para tomar conciencia, para pensar hacia dónde estamos dirigiendo nuestras vidas?
Por eso queremos hablarles de otra forma de celebrar, una que no se nos vaya tan rápido como las burbujas del champán o el brillo de las luces de bengala en nochebuena, dejando a muchos, tan vacíos como antes. Queremos proponerles una forma de celebrar que nos deje una huella profunda en el alma y que realmente pueda permitirnos vivir de manera auténtica el mensaje no sólo de estas fiestas, sino el mensaje de la Vida que día a día se expresa en el libro abierto de la naturaleza.
¿Cómo celebrar la navidad?
La navidad es una fiesta que nos recuerda que nunca estamos solos. Que la fuerza divina se hace presente en cada tiempo a través de un hijo suyo, para decirnos: este es sólo un lugar de paso, un lugar de aprendizaje, no te aferres a lo efímero, busca lo trascendente.
La navidad es una fiesta que nos reúne en torno a los seres queridos más cercanos.Re-unión significa volver a unirse. Por lo tanto, tenemos que lograr que nuestras uniones no sean sólo momentáneas: la comida, el vino, los regalos… hace falta acercarnos a ese otro ser humano y mirarle a los ojos y reconocer dentro de esa alma, la profunda raíz que nos une. Más allá de los vínculos de sangre, hay un hilo de divinidad que nos hermana y que si lo tenemos presente, siempre conscientes, puede hacer que los resentimientos y desavenencias naturales por la convivencia, desaparezcan. Hace falta contemplar todo otra vez con una mirada limpia, como la de un niño y así salir de esa experiencia, renovados, con un sentimiento de mayor equilibrio y optimismo.

¿Cómo celebrar el Nuevo Año?
Hagamos una reunión con nosotros mismos. Acerquémonos de manera profunda a ese Yo interior que es el motor de nuestra existencia. Dejemos de aturdirnos con el ruido, la música, el compartir superficial de todos los años. Hagamos una pausa y profundicemos, tal vez en compañía de algunas personas para nosotros valiosas y hablemos de un cambio, ese cambio que aspiramos y tememos. Propongámonos CRECER, CRECER POR DENTRO ESTE AÑO. Descubrir realmente qué nos llena el alma, qué le da sentido a nuestra existencia, qué acciones podemos realizar que nos permitan experimentar el sentido trascendente de la vida.
"Todo ser humano - nos decía Jorge Angel Livraga - tiene necesidad no sólo de pan sino de un trozo de gloria, de un trozo de historia…".
Descubramos y abramos caminos nuevos hacia dentro de nosotros para salir cargados de renovadas fuerzas y poder empeñarnos en nuevas tareas, en verdaderas acciones y realizaciones que no sólo nos hagan felices a nosotros, sino que seamos un ejemplo que inspire a los que nos rodean. Dejemos huella, una huella que diga, cuando nos toque irnos: "Dejé este mundo mejor de cómo lo encontré".
(Fuente: Boletin Filosofico Cultural Nro 122 - Nueva Acropolis Peru)

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