"Pero creo que el sonrojo es una característica humana de anunciar nuestra honestidad", dice Frans de Waal, biólogo de la Universidad de Emory en Atlanta.
El sonrojo es una experiencia que nos afecta a todos los seres humanos. Incluso nos ruborizamos cuando estamos solos. Y sin embargo, hasta ahora no existe una explicación científica de por qué tenemos esta capacidad de anunciarle al mundo que estamos avergonzados.
Frans de Waal, biólogo de la Universidad de Emory en Atlanta, cree que una de las más grandes lagunas en la teoría de la selección natural es precisamente la de explicar por qué entre todos los animales los humanos somos los únicos que nos sonrojamos.
"No somos la única especie que tiene la capacidad de cambiar de color" dijo el científico a la BBC.
Frans de Waal, biólogo de la Universidad de Emory en Atlanta, cree que una de las más grandes lagunas en la teoría de la selección natural es precisamente la de explicar por qué entre todos los animales los humanos somos los únicos que nos sonrojamos.
"No somos la única especie que tiene la capacidad de cambiar de color" dijo el científico a la BBC.
"El calamar cambia de color igual que otros animales cuando están estresados o por un proceso hormonal. Pero los humanos somos los únicos que cambiamos de color como una expresión", explica.
Según el científico, el sonrojo podría ser la señal con la cual intentamos comunicar a los otros que estamos conscientes del impacto de nuestras acciones, y que nos preocupa la cooperación con los demás y la honestidad. Quizás entre nuestros antepasados esta respuesta de conciencia social pudo hacer más atractiva a una pareja sonrojada y la expresión evolucionó.
Sin vestigios en otros primates
"Darwin fue el primero que se dio cuenta de esta tendencia porque estudió las expresiones faciales de los monos, simios y humanos y notó por primera vez que sólo los humanos se sonrojaban", explica el profesor de Waal. "Aunque descubrió que muchas de nuestras expresiones faciales son iguales a las de otros primates, el sonrojo era una expresión que no encontró en otros animales".
Lo que ocurre cuando nos ruborizamos es que los vasos sanguíneos en nuestra piel se dilatan y permiten que fluya más sangre, lo que nos da el color rojo en el rostro. Aunque quizás el sonrojo sería difícil de detectar en monos o simios con rostros cubiertos de vello, hasta ahora y a pesar de haber sido investigada ampliamente, los científicos no han logrado encontrar vestigios de esta expresión en otros primates.
"Pero creo que el sonrojo es una característica humana de anunciar nuestra honestidad", dice. "Así que tal como Darwin lo especuló -afirma el investigador- nos sonrojamos como una señal de que los humanos hemos evolucionado como una especie sumamente cooperadora, al menos comparada con otros animales".
Según el científico, el sonrojo podría ser la señal con la cual intentamos comunicar a los otros que estamos conscientes del impacto de nuestras acciones, y que nos preocupa la cooperación con los demás y la honestidad. Quizás entre nuestros antepasados esta respuesta de conciencia social pudo hacer más atractiva a una pareja sonrojada y la expresión evolucionó.
Sin vestigios en otros primates
"Darwin fue el primero que se dio cuenta de esta tendencia porque estudió las expresiones faciales de los monos, simios y humanos y notó por primera vez que sólo los humanos se sonrojaban", explica el profesor de Waal. "Aunque descubrió que muchas de nuestras expresiones faciales son iguales a las de otros primates, el sonrojo era una expresión que no encontró en otros animales".
Lo que ocurre cuando nos ruborizamos es que los vasos sanguíneos en nuestra piel se dilatan y permiten que fluya más sangre, lo que nos da el color rojo en el rostro. Aunque quizás el sonrojo sería difícil de detectar en monos o simios con rostros cubiertos de vello, hasta ahora y a pesar de haber sido investigada ampliamente, los científicos no han logrado encontrar vestigios de esta expresión en otros primates.
"Pero creo que el sonrojo es una característica humana de anunciar nuestra honestidad", dice. "Así que tal como Darwin lo especuló -afirma el investigador- nos sonrojamos como una señal de que los humanos hemos evolucionado como una especie sumamente cooperadora, al menos comparada con otros animales".
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